La oración contemplativa (oración de quietud y silencio) es la apertura de la mente y el corazón – todo nuestro ser – a Dios, el Gran Misterio, más allá de todo pensamiento, palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios que nos ama como somos y quien sabemos por fe que está dentro de nosotros, porque “en Él vivimos, nos movemos y existimos” y “Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos”. La oración contemplativa es un proceso de purificación interior la cual nos guía, si consentimos, a la unión divina. Dejamos a Dios que se acerque a mí y nos empapamos de su amor. La oración de contemplación no es especulación, ni deducción, ni moralismo, ni toma de decisiones. Pretende llegar a Dios por la vía de la oración pura, quietud y silencio. Si quieres aprender a orar, orando, te invitamos a que vengas todos los Jueves de 19:30 a 20:30h. Sé puntual.
Cómo meditar
Oración Inicial: Padre celestial, abre nuestros corazones a la presencia silenciosa del Espíritu de tu Hijo. Guíanos al misterioso silencio donde tu amor se revela a todo aquel que clama Ma ra na tá, Ven, Señor Jesús
1.- Para meditar lo primero que debemos aprender es a permanecer en quietud. La meditación es la completa quietud del cuerpo y del espíritu.
Para alcanzar la quietud del cuerpo nos sentamos y permanecemos quietos, sin movernos.
Al comenzar dedicaremos unos minutos para encontrar una postura cómoda. La única regla esencial que debemos seguir es la de mantener la columna tan erguida como nos sea posible.
Cerraremos suavemente los ojos y permaneceremos quietos durante el tiempo de la meditación.
2.- A continuación, aquietamos el espíritu. Para lograr esta quietud pronunciaremos en silencio, en la profundidad de nuestro corazón, una palabra o una breve frase o mantra y la repetiremos continuamente, fielmente y amorosamente. La palabra que se recomienda utilizar es la palabra aramea “Maranatá”(Ven, Señor Jesús).
La pronunciaremos separando las cuatro sílabas con la misma duración y acentuación: ma – ra – na – tá. Diremos la palabra en silencio, sin mover los labios. La recitaremos desde el principio al final del tiempo de meditación. Dejaremos ir los pensamientos o imágenes que surjan en la mente, pronunciando continuamente nuestra palabra. Repetiremos la palabra en la profundidad de nuestro corazón, escuchándola interiormente. Para ello, concentraremos toda nuestra atención en la repetición de la palabra: ma – ra – na – tá. Si surge una distracción, simplemente regresa a tu mantra.
Esto es todo lo que debemos hacer.
Medita por 20 a 30 minutos cada mañana y cada noche, cada día de tu vida. Solo repite la palabra.
La meditación es la forma de oración pura marcada por el silencio, la quietud y la simplicidad.
Recuerda
- No juzgues la calidad de tu meditación.
- No busques experiencias de ningún tipo.
- No busques ni midas resultados.
- Manténte fiel a tu práctica. Cualquier beneficio seguramente emergerá gradualmente y luego de mucho tiempo. La maravilla y belleza de la oración, es que nuestro corazón se abre tan naturalmente como el abrirse de una flor. John Main OSB
La oración contemplativa (oración de quietud y silencio) es la apertura de la mente y el corazón – todo nuestro ser – a Dios, el Gran Misterio, más allá de todo pensamiento, palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios que nos ama como somos y quien sabemos por fe que está dentro de nosotros, porque “en Él vivimos, nos movemos y existimos” y “Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos”. La oración contemplativa es un proceso de purificación interior la cual nos guía, si consentimos, a la unión divina. Dejamos a Dios que se acerque a mí y nos empapamos de su amor. La oración de contemplación no es especulación, ni deducción, ni moralismo, ni toma de decisiones. Pretende llegar a Dios por la vía de la oración pura, quietud y silencio. Si quieres aprender a orar, orando, te invitamos a que vengas todos los Jueves de 19:30 a 20:30h. Sé puntual.
Cómo meditar
Oración Inicial: Padre celestial, abre nuestros corazones a la presencia silenciosa del Espíritu de tu Hijo. Guíanos al misterioso silencio donde tu amor se revela a todo aquel que clama Ma ra na tá, Ven, Señor Jesús
1.- Para meditar lo primero que debemos aprender es a permanecer en quietud. La meditación es la completa quietud del cuerpo y del espíritu.
Para alcanzar la quietud del cuerpo nos sentamos y permanecemos quietos, sin movernos.
Al comenzar dedicaremos unos minutos para encontrar una postura cómoda. La única regla esencial que debemos seguir es la de mantener la columna tan erguida como nos sea posible.
Cerraremos suavemente los ojos y permaneceremos quietos durante el tiempo de la meditación.
2.- A continuación, aquietamos el espíritu. Para lograr esta quietud pronunciaremos en silencio, en la profundidad de nuestro corazón, una palabra o una breve frase o mantra y la repetiremos continuamente, fielmente y amorosamente. La palabra que se recomienda utilizar es la palabra aramea “Maranatá”(Ven, Señor Jesús).
La pronunciaremos separando las cuatro sílabas con la misma duración y acentuación: ma – ra – na – tá. Diremos la palabra en silencio, sin mover los labios. La recitaremos desde el principio al final del tiempo de meditación. Dejaremos ir los pensamientos o imágenes que surjan en la mente, pronunciando continuamente nuestra palabra. Repetiremos la palabra en la profundidad de nuestro corazón, escuchándola interiormente. Para ello, concentraremos toda nuestra atención en la repetición de la palabra: ma – ra – na – tá. Si surge una distracción, simplemente regresa a tu mantra.
Esto es todo lo que debemos hacer.
Medita por 20 a 30 minutos cada mañana y cada noche, cada día de tu vida. Solo repite la palabra.
La meditación es la forma de oración pura marcada por el silencio, la quietud y la simplicidad.
Recuerda
- No juzgues la calidad de tu meditación.
- No busques experiencias de ningún tipo.
- No busques ni midas resultados.
- Manténte fiel a tu práctica. Cualquier beneficio seguramente emergerá gradualmente y luego de mucho tiempo. La maravilla y belleza de la oración, es que nuestro corazón se abre tan naturalmente como el abrirse de una flor. John Main OSB
La oración contemplativa (oración de quietud y silencio) es la apertura de la mente y el corazón – todo nuestro ser – a Dios, el Gran Misterio, más allá de todo pensamiento, palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios que nos ama como somos y quien sabemos por fe que está dentro de nosotros, porque “en Él vivimos, nos movemos y existimos” y “Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos”. La oración contemplativa es un proceso de purificación interior la cual nos guía, si consentimos, a la unión divina. Dejamos a Dios que se acerque a mí y nos empapamos de su amor. La oración de contemplación no es especulación, ni deducción, ni moralismo, ni toma de decisiones. Pretende llegar a Dios por la vía de la oración pura, quietud y silencio. Si quieres aprender a orar, orando, te invitamos a que vengas todos los Jueves de 19:30 a 20:30h. Sé puntual.
Cómo meditar
Oración Inicial: Padre celestial, abre nuestros corazones a la presencia silenciosa del Espíritu de tu Hijo. Guíanos al misterioso silencio donde tu amor se revela a todo aquel que clama Ma ra na tá, Ven, Señor Jesús
1.- Para meditar lo primero que debemos aprender es a permanecer en quietud. La meditación es la completa quietud del cuerpo y del espíritu.
Para alcanzar la quietud del cuerpo nos sentamos y permanecemos quietos, sin movernos.
Al comenzar dedicaremos unos minutos para encontrar una postura cómoda. La única regla esencial que debemos seguir es la de mantener la columna tan erguida como nos sea posible.
Cerraremos suavemente los ojos y permaneceremos quietos durante el tiempo de la meditación.
2.- A continuación, aquietamos el espíritu. Para lograr esta quietud pronunciaremos en silencio, en la profundidad de nuestro corazón, una palabra o una breve frase o mantra y la repetiremos continuamente, fielmente y amorosamente. La palabra que se recomienda utilizar es la palabra aramea “Maranatá”(Ven, Señor Jesús).
La pronunciaremos separando las cuatro sílabas con la misma duración y acentuación: ma – ra – na – tá. Diremos la palabra en silencio, sin mover los labios. La recitaremos desde el principio al final del tiempo de meditación. Dejaremos ir los pensamientos o imágenes que surjan en la mente, pronunciando continuamente nuestra palabra. Repetiremos la palabra en la profundidad de nuestro corazón, escuchándola interiormente. Para ello, concentraremos toda nuestra atención en la repetición de la palabra: ma – ra – na – tá. Si surge una distracción, simplemente regresa a tu mantra.
Esto es todo lo que debemos hacer.
Medita por 20 a 30 minutos cada mañana y cada noche, cada día de tu vida. Solo repite la palabra.
La meditación es la forma de oración pura marcada por el silencio, la quietud y la simplicidad.
Recuerda
- No juzgues la calidad de tu meditación.
- No busques experiencias de ningún tipo.
- No busques ni midas resultados.
- Manténte fiel a tu práctica. Cualquier beneficio seguramente emergerá gradualmente y luego de mucho tiempo. La maravilla y belleza de la oración, es que nuestro corazón se abre tan naturalmente como el abrirse de una flor. John Main OSB
La oración contemplativa (oración de quietud y silencio) es la apertura de la mente y el corazón – todo nuestro ser – a Dios, el Gran Misterio, más allá de todo pensamiento, palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios que nos ama como somos y quien sabemos por fe que está dentro de nosotros, porque “en Él vivimos, nos movemos y existimos” y “Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos”. La oración contemplativa es un proceso de purificación interior la cual nos guía, si consentimos, a la unión divina. Dejamos a Dios que se acerque a mí y nos empapamos de su amor. La oración de contemplación no es especulación, ni deducción, ni moralismo, ni toma de decisiones. Pretende llegar a Dios por la vía de la oración pura, quietud y silencio. Si quieres aprender a orar, orando, te invitamos a que vengas todos los Jueves de 19:30 a 20:30h. Sé puntual.
Cómo meditar
Oración Inicial: Padre celestial, abre nuestros corazones a la presencia silenciosa del Espíritu de tu Hijo. Guíanos al misterioso silencio donde tu amor se revela a todo aquel que clama Ma ra na tá, Ven, Señor Jesús
1.- Para meditar lo primero que debemos aprender es a permanecer en quietud. La meditación es la completa quietud del cuerpo y del espíritu.
Para alcanzar la quietud del cuerpo nos sentamos y permanecemos quietos, sin movernos.
Al comenzar dedicaremos unos minutos para encontrar una postura cómoda. La única regla esencial que debemos seguir es la de mantener la columna tan erguida como nos sea posible.
Cerraremos suavemente los ojos y permaneceremos quietos durante el tiempo de la meditación.
2.- A continuación, aquietamos el espíritu. Para lograr esta quietud pronunciaremos en silencio, en la profundidad de nuestro corazón, una palabra o una breve frase o mantra y la repetiremos continuamente, fielmente y amorosamente. La palabra que se recomienda utilizar es la palabra aramea “Maranatá”(Ven, Señor Jesús).
La pronunciaremos separando las cuatro sílabas con la misma duración y acentuación: ma – ra – na – tá. Diremos la palabra en silencio, sin mover los labios. La recitaremos desde el principio al final del tiempo de meditación. Dejaremos ir los pensamientos o imágenes que surjan en la mente, pronunciando continuamente nuestra palabra. Repetiremos la palabra en la profundidad de nuestro corazón, escuchándola interiormente. Para ello, concentraremos toda nuestra atención en la repetición de la palabra: ma – ra – na – tá. Si surge una distracción, simplemente regresa a tu mantra.
Esto es todo lo que debemos hacer.
Medita por 20 a 30 minutos cada mañana y cada noche, cada día de tu vida. Solo repite la palabra.
La meditación es la forma de oración pura marcada por el silencio, la quietud y la simplicidad.
Recuerda
- No juzgues la calidad de tu meditación.
- No busques experiencias de ningún tipo.
- No busques ni midas resultados.
- Manténte fiel a tu práctica. Cualquier beneficio seguramente emergerá gradualmente y luego de mucho tiempo. La maravilla y belleza de la oración, es que nuestro corazón se abre tan naturalmente como el abrirse de una flor. John Main OSB
El Coro Simón Bolívar Madrid es un proyecto que tiene como finalidad la integración del talento coral latinoamericano al mercado cultural europeo. Nuestro objetivo es inspirar y cambiar vidas a través de la música. Utilizar el poder de la música como una plataforma cultural para unir a coralistas de diversos entornos hispano americanos.
La oración contemplativa (oración de quietud y silencio) es la apertura de la mente y el corazón – todo nuestro ser – a Dios, el Gran Misterio, más allá de todo pensamiento, palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios que nos ama como somos y quien sabemos por fe que está dentro de nosotros, porque “en Él vivimos, nos movemos y existimos” y “Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos”. La oración contemplativa es un proceso de purificación interior la cual nos guía, si consentimos, a la unión divina. Dejamos a Dios que se acerque a mí y nos empapamos de su amor. La oración de contemplación no es especulación, ni deducción, ni moralismo, ni toma de decisiones. Pretende llegar a Dios por la vía de la oración pura, quietud y silencio. Si quieres aprender a orar, orando, te invitamos a que vengas todos los Jueves de 19:30 a 20:30h. Sé puntual.
Cómo meditar
Oración Inicial: Padre celestial, abre nuestros corazones a la presencia silenciosa del Espíritu de tu Hijo. Guíanos al misterioso silencio donde tu amor se revela a todo aquel que clama Ma ra na tá, Ven, Señor Jesús
1.- Para meditar lo primero que debemos aprender es a permanecer en quietud. La meditación es la completa quietud del cuerpo y del espíritu.
Para alcanzar la quietud del cuerpo nos sentamos y permanecemos quietos, sin movernos.
Al comenzar dedicaremos unos minutos para encontrar una postura cómoda. La única regla esencial que debemos seguir es la de mantener la columna tan erguida como nos sea posible.
Cerraremos suavemente los ojos y permaneceremos quietos durante el tiempo de la meditación.
2.- A continuación, aquietamos el espíritu. Para lograr esta quietud pronunciaremos en silencio, en la profundidad de nuestro corazón, una palabra o una breve frase o mantra y la repetiremos continuamente, fielmente y amorosamente. La palabra que se recomienda utilizar es la palabra aramea “Maranatá”(Ven, Señor Jesús).
La pronunciaremos separando las cuatro sílabas con la misma duración y acentuación: ma – ra – na – tá. Diremos la palabra en silencio, sin mover los labios. La recitaremos desde el principio al final del tiempo de meditación. Dejaremos ir los pensamientos o imágenes que surjan en la mente, pronunciando continuamente nuestra palabra. Repetiremos la palabra en la profundidad de nuestro corazón, escuchándola interiormente. Para ello, concentraremos toda nuestra atención en la repetición de la palabra: ma – ra – na – tá. Si surge una distracción, simplemente regresa a tu mantra.
Esto es todo lo que debemos hacer.
Medita por 20 a 30 minutos cada mañana y cada noche, cada día de tu vida. Solo repite la palabra.
La meditación es la forma de oración pura marcada por el silencio, la quietud y la simplicidad.
Recuerda
- No juzgues la calidad de tu meditación.
- No busques experiencias de ningún tipo.
- No busques ni midas resultados.
- Manténte fiel a tu práctica. Cualquier beneficio seguramente emergerá gradualmente y luego de mucho tiempo. La maravilla y belleza de la oración, es que nuestro corazón se abre tan naturalmente como el abrirse de una flor. John Main OSB
La oración contemplativa (oración de quietud y silencio) es la apertura de la mente y el corazón – todo nuestro ser – a Dios, el Gran Misterio, más allá de todo pensamiento, palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios que nos ama como somos y quien sabemos por fe que está dentro de nosotros, porque “en Él vivimos, nos movemos y existimos” y “Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos”. La oración contemplativa es un proceso de purificación interior la cual nos guía, si consentimos, a la unión divina. Dejamos a Dios que se acerque a mí y nos empapamos de su amor. La oración de contemplación no es especulación, ni deducción, ni moralismo, ni toma de decisiones. Pretende llegar a Dios por la vía de la oración pura, quietud y silencio. Si quieres aprender a orar, orando, te invitamos a que vengas todos los Jueves de 19:30 a 20:30h. Sé puntual.
Cómo meditar
Oración Inicial: Padre celestial, abre nuestros corazones a la presencia silenciosa del Espíritu de tu Hijo. Guíanos al misterioso silencio donde tu amor se revela a todo aquel que clama Ma ra na tá, Ven, Señor Jesús
1.- Para meditar lo primero que debemos aprender es a permanecer en quietud. La meditación es la completa quietud del cuerpo y del espíritu.
Para alcanzar la quietud del cuerpo nos sentamos y permanecemos quietos, sin movernos.
Al comenzar dedicaremos unos minutos para encontrar una postura cómoda. La única regla esencial que debemos seguir es la de mantener la columna tan erguida como nos sea posible.
Cerraremos suavemente los ojos y permaneceremos quietos durante el tiempo de la meditación.
2.- A continuación, aquietamos el espíritu. Para lograr esta quietud pronunciaremos en silencio, en la profundidad de nuestro corazón, una palabra o una breve frase o mantra y la repetiremos continuamente, fielmente y amorosamente. La palabra que se recomienda utilizar es la palabra aramea “Maranatá”(Ven, Señor Jesús).
La pronunciaremos separando las cuatro sílabas con la misma duración y acentuación: ma – ra – na – tá. Diremos la palabra en silencio, sin mover los labios. La recitaremos desde el principio al final del tiempo de meditación. Dejaremos ir los pensamientos o imágenes que surjan en la mente, pronunciando continuamente nuestra palabra. Repetiremos la palabra en la profundidad de nuestro corazón, escuchándola interiormente. Para ello, concentraremos toda nuestra atención en la repetición de la palabra: ma – ra – na – tá. Si surge una distracción, simplemente regresa a tu mantra.
Esto es todo lo que debemos hacer.
Medita por 20 a 30 minutos cada mañana y cada noche, cada día de tu vida. Solo repite la palabra.
La meditación es la forma de oración pura marcada por el silencio, la quietud y la simplicidad.
Recuerda
- No juzgues la calidad de tu meditación.
- No busques experiencias de ningún tipo.
- No busques ni midas resultados.
- Manténte fiel a tu práctica. Cualquier beneficio seguramente emergerá gradualmente y luego de mucho tiempo. La maravilla y belleza de la oración, es que nuestro corazón se abre tan naturalmente como el abrirse de una flor. John Main OSB
La oración contemplativa (oración de quietud y silencio) es la apertura de la mente y el corazón – todo nuestro ser – a Dios, el Gran Misterio, más allá de todo pensamiento, palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios que nos ama como somos y quien sabemos por fe que está dentro de nosotros, porque “en Él vivimos, nos movemos y existimos” y “Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos”. La oración contemplativa es un proceso de purificación interior la cual nos guía, si consentimos, a la unión divina. Dejamos a Dios que se acerque a mí y nos empapamos de su amor. La oración de contemplación no es especulación, ni deducción, ni moralismo, ni toma de decisiones. Pretende llegar a Dios por la vía de la oración pura, quietud y silencio. Si quieres aprender a orar, orando, te invitamos a que vengas todos los Jueves de 19:30 a 20:30h. Sé puntual.
Cómo meditar
Oración Inicial: Padre celestial, abre nuestros corazones a la presencia silenciosa del Espíritu de tu Hijo. Guíanos al misterioso silencio donde tu amor se revela a todo aquel que clama Ma ra na tá, Ven, Señor Jesús
1.- Para meditar lo primero que debemos aprender es a permanecer en quietud. La meditación es la completa quietud del cuerpo y del espíritu.
Para alcanzar la quietud del cuerpo nos sentamos y permanecemos quietos, sin movernos.
Al comenzar dedicaremos unos minutos para encontrar una postura cómoda. La única regla esencial que debemos seguir es la de mantener la columna tan erguida como nos sea posible.
Cerraremos suavemente los ojos y permaneceremos quietos durante el tiempo de la meditación.
2.- A continuación, aquietamos el espíritu. Para lograr esta quietud pronunciaremos en silencio, en la profundidad de nuestro corazón, una palabra o una breve frase o mantra y la repetiremos continuamente, fielmente y amorosamente. La palabra que se recomienda utilizar es la palabra aramea “Maranatá”(Ven, Señor Jesús).
La pronunciaremos separando las cuatro sílabas con la misma duración y acentuación: ma – ra – na – tá. Diremos la palabra en silencio, sin mover los labios. La recitaremos desde el principio al final del tiempo de meditación. Dejaremos ir los pensamientos o imágenes que surjan en la mente, pronunciando continuamente nuestra palabra. Repetiremos la palabra en la profundidad de nuestro corazón, escuchándola interiormente. Para ello, concentraremos toda nuestra atención en la repetición de la palabra: ma – ra – na – tá. Si surge una distracción, simplemente regresa a tu mantra.
Esto es todo lo que debemos hacer.
Medita por 20 a 30 minutos cada mañana y cada noche, cada día de tu vida. Solo repite la palabra.
La meditación es la forma de oración pura marcada por el silencio, la quietud y la simplicidad.
Recuerda
- No juzgues la calidad de tu meditación.
- No busques experiencias de ningún tipo.
- No busques ni midas resultados.
- Manténte fiel a tu práctica. Cualquier beneficio seguramente emergerá gradualmente y luego de mucho tiempo. La maravilla y belleza de la oración, es que nuestro corazón se abre tan naturalmente como el abrirse de una flor. John Main OSB
El coro universitario de Eastern New Mexico (Estados Unidos) ofrecerá un concierto en Madrid
Dentro de la gira que está desarrollando en España, el próximo jueves 5 de agosto a las 2030h, el coro estadounidense de la Universidad Eastern New Mexico ofrecerá un concierto en la parroquia del Santo Cristo del Olivar (C/ Cañizares 4), en Madrid.
El coro previamente habrá cantado en Barcelona, Granada y Sevilla y espera cerrar su gira en la capital con un recital GRATUITO al alcance de todos los públicos.
El coro está integrado por miembros de todas las disciplinas del campus universitario de Portales, en Nuevo México. Su repertorio abarca todas las épocas y contó en el pasado con directores de renombre como Robert Page, George Umberson o David Gerig. Ahora, bajo la batuta de Jason Paulik desde 2005, los distintos conjuntos corales actúan cada año en giras, tanto a nivel estatal como en el extranjero. Han actuado con las orquestas sinfónicas de Amarillo, Roswell, Santa Fe y Southwest, así como con Caprock Pro Musica; y actuaron en la conferencia estatal de la asociación de educadores de música de Nuevo México, en 2008. Asimismo, fueron seleccionados para el actuar en la influyente convención nacional de la asociación americana de directores de coro, en Oklahoma City, en 2009; y también actuaron en la conferencia nacional de la asociación para la educación musical, en Dallas, en 2018.
Los coros de la Universidad han encargado y estrenado numerosas obras en los últimos años. Es digno de mención el estreno en 2008 de The Midnight Ride of Paul Revere, una extensa obra de cinco movimientos para coro y banda sinfónica, compuesta y dirigida por René Clausen. Destacan las giras ofrecidas en China (2006), Austria, Alemania y la república Checa (2008), Nueva York (2010 y 2014), Italia (2013) y Londres y París (2017). Para más información, pueden visitar su web: www.enmu.edu/choirs.
Ofrecerán obras de W. Billings, R. Clausen, F. de Peñalosa, R. Burchard, J. Elberdin, W. L. Dawson y B. Smith.