Miércoles a sábados: 11 a 14 h | 17 a 21 h
Domingos: 11 a 15 h
En 2021 celebramos el 800 aniversario del Dies Natalis de Santo Domingo de Guzmán (1170 – 1221), fundador de la Orden de Predicadores. En el espacio O_LUMEN, los dominicos de la Provincia de Hispania brindan homenaje a su figura con esta exposición en torno a su legado, su actualidad y su futuro.
Un conjunto de obras clásicas dialoga con el arte contemporáneo y los diversos lenguajes de los creadores de nuestro tiempo generando una narrativa a través de seis conceptos inherentes a la vida y obra de Domingo
C/ Claudio Coello 141, 28006 Madrid.
La oración contemplativa (oración de quietud y silencio) es la apertura de la mente y el corazón – todo nuestro ser – a Dios, el Gran Misterio, más allá de todo pensamiento, palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios que nos ama como somos y quien sabemos por fe que está dentro de nosotros, porque “en Él vivimos, nos movemos y existimos” y “Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos”. La oración contemplativa es un proceso de purificación interior la cual nos guía, si consentimos, a la unión divina. Dejamos a Dios que se acerque a mí y nos empapamos de su amor. La oración de contemplación no es especulación, ni deducción, ni moralismo, ni toma de decisiones. Pretende llegar a Dios por la vía de la oración pura, quietud y silencio. Si quieres aprender a orar, orando, te invitamos a que vengas todos los Jueves de 19:30 a 20:30h. Sé puntual.
Cómo meditar
Oración Inicial: Padre celestial, abre nuestros corazones a la presencia silenciosa del Espíritu de tu Hijo. Guíanos al misterioso silencio donde tu amor se revela a todo aquel que clama Ma ra na tá, Ven, Señor Jesús
1.- Para meditar lo primero que debemos aprender es a permanecer en quietud. La meditación es la completa quietud del cuerpo y del espíritu.
Para alcanzar la quietud del cuerpo nos sentamos y permanecemos quietos, sin movernos.
Al comenzar dedicaremos unos minutos para encontrar una postura cómoda. La única regla esencial que debemos seguir es la de mantener la columna tan erguida como nos sea posible.
Cerraremos suavemente los ojos y permaneceremos quietos durante el tiempo de la meditación.
2.- A continuación, aquietamos el espíritu. Para lograr esta quietud pronunciaremos en silencio, en la profundidad de nuestro corazón, una palabra o una breve frase o mantra y la repetiremos continuamente, fielmente y amorosamente. La palabra que se recomienda utilizar es la palabra aramea “Maranatá”(Ven, Señor Jesús).
La pronunciaremos separando las cuatro sílabas con la misma duración y acentuación: ma – ra – na – tá. Diremos la palabra en silencio, sin mover los labios. La recitaremos desde el principio al final del tiempo de meditación. Dejaremos ir los pensamientos o imágenes que surjan en la mente, pronunciando continuamente nuestra palabra. Repetiremos la palabra en la profundidad de nuestro corazón, escuchándola interiormente. Para ello, concentraremos toda nuestra atención en la repetición de la palabra: ma – ra – na – tá. Si surge una distracción, simplemente regresa a tu mantra.
Esto es todo lo que debemos hacer.
Medita por 20 a 30 minutos cada mañana y cada noche, cada día de tu vida. Solo repite la palabra.
La meditación es la forma de oración pura marcada por el silencio, la quietud y la simplicidad.
Recuerda
- No juzgues la calidad de tu meditación.
- No busques experiencias de ningún tipo.
- No busques ni midas resultados.
- Manténte fiel a tu práctica. Cualquier beneficio seguramente emergerá gradualmente y luego de mucho tiempo. La maravilla y belleza de la oración, es que nuestro corazón se abre tan naturalmente como el abrirse de una flor. John Main OSB
Espiritalidad humanizadora de Jesús (Fray Carlos Robles, OP)
«Espiritualidad humanizadora de Jesús»
Fary Carlos Robles
La charla tendrá lugar en la Iglesia
La oración contemplativa (oración de quietud y silencio) es la apertura de la mente y el corazón – todo nuestro ser – a Dios, el Gran Misterio, más allá de todo pensamiento, palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios que nos ama como somos y quien sabemos por fe que está dentro de nosotros, porque “en Él vivimos, nos movemos y existimos” y “Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos”. La oración contemplativa es un proceso de purificación interior la cual nos guía, si consentimos, a la unión divina. Dejamos a Dios que se acerque a mí y nos empapamos de su amor. La oración de contemplación no es especulación, ni deducción, ni moralismo, ni toma de decisiones. Pretende llegar a Dios por la vía de la oración pura, quietud y silencio. Si quieres aprender a orar, orando, te invitamos a que vengas todos los Jueves de 19:30 a 20:30h. Sé puntual.
Cómo meditar
Oración Inicial: Padre celestial, abre nuestros corazones a la presencia silenciosa del Espíritu de tu Hijo. Guíanos al misterioso silencio donde tu amor se revela a todo aquel que clama Ma ra na tá, Ven, Señor Jesús
1.- Para meditar lo primero que debemos aprender es a permanecer en quietud. La meditación es la completa quietud del cuerpo y del espíritu.
Para alcanzar la quietud del cuerpo nos sentamos y permanecemos quietos, sin movernos.
Al comenzar dedicaremos unos minutos para encontrar una postura cómoda. La única regla esencial que debemos seguir es la de mantener la columna tan erguida como nos sea posible.
Cerraremos suavemente los ojos y permaneceremos quietos durante el tiempo de la meditación.
2.- A continuación, aquietamos el espíritu. Para lograr esta quietud pronunciaremos en silencio, en la profundidad de nuestro corazón, una palabra o una breve frase o mantra y la repetiremos continuamente, fielmente y amorosamente. La palabra que se recomienda utilizar es la palabra aramea “Maranatá”(Ven, Señor Jesús).
La pronunciaremos separando las cuatro sílabas con la misma duración y acentuación: ma – ra – na – tá. Diremos la palabra en silencio, sin mover los labios. La recitaremos desde el principio al final del tiempo de meditación. Dejaremos ir los pensamientos o imágenes que surjan en la mente, pronunciando continuamente nuestra palabra. Repetiremos la palabra en la profundidad de nuestro corazón, escuchándola interiormente. Para ello, concentraremos toda nuestra atención en la repetición de la palabra: ma – ra – na – tá. Si surge una distracción, simplemente regresa a tu mantra.
Esto es todo lo que debemos hacer.
Medita por 20 a 30 minutos cada mañana y cada noche, cada día de tu vida. Solo repite la palabra.
La meditación es la forma de oración pura marcada por el silencio, la quietud y la simplicidad.
Recuerda
- No juzgues la calidad de tu meditación.
- No busques experiencias de ningún tipo.
- No busques ni midas resultados.
- Manténte fiel a tu práctica. Cualquier beneficio seguramente emergerá gradualmente y luego de mucho tiempo. La maravilla y belleza de la oración, es que nuestro corazón se abre tan naturalmente como el abrirse de una flor. John Main OSB
Música para el silencio en el Olivar – Trompeta
Tendrá lugar en la Iglesia
Espiritalidad humanizadora de Jesús (Fray Carlos Robles, OP)
«Espiritualidad humanizadora de Jesús»
Fary Carlos Robles
La charla tendrá lugar en la Iglesia
La oración contemplativa (oración de quietud y silencio) es la apertura de la mente y el corazón – todo nuestro ser – a Dios, el Gran Misterio, más allá de todo pensamiento, palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios que nos ama como somos y quien sabemos por fe que está dentro de nosotros, porque “en Él vivimos, nos movemos y existimos” y “Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos”. La oración contemplativa es un proceso de purificación interior la cual nos guía, si consentimos, a la unión divina. Dejamos a Dios que se acerque a mí y nos empapamos de su amor. La oración de contemplación no es especulación, ni deducción, ni moralismo, ni toma de decisiones. Pretende llegar a Dios por la vía de la oración pura, quietud y silencio. Si quieres aprender a orar, orando, te invitamos a que vengas todos los Jueves de 19:30 a 20:30h. Sé puntual.
Cómo meditar
Oración Inicial: Padre celestial, abre nuestros corazones a la presencia silenciosa del Espíritu de tu Hijo. Guíanos al misterioso silencio donde tu amor se revela a todo aquel que clama Ma ra na tá, Ven, Señor Jesús
1.- Para meditar lo primero que debemos aprender es a permanecer en quietud. La meditación es la completa quietud del cuerpo y del espíritu.
Para alcanzar la quietud del cuerpo nos sentamos y permanecemos quietos, sin movernos.
Al comenzar dedicaremos unos minutos para encontrar una postura cómoda. La única regla esencial que debemos seguir es la de mantener la columna tan erguida como nos sea posible.
Cerraremos suavemente los ojos y permaneceremos quietos durante el tiempo de la meditación.
2.- A continuación, aquietamos el espíritu. Para lograr esta quietud pronunciaremos en silencio, en la profundidad de nuestro corazón, una palabra o una breve frase o mantra y la repetiremos continuamente, fielmente y amorosamente. La palabra que se recomienda utilizar es la palabra aramea “Maranatá”(Ven, Señor Jesús).
La pronunciaremos separando las cuatro sílabas con la misma duración y acentuación: ma – ra – na – tá. Diremos la palabra en silencio, sin mover los labios. La recitaremos desde el principio al final del tiempo de meditación. Dejaremos ir los pensamientos o imágenes que surjan en la mente, pronunciando continuamente nuestra palabra. Repetiremos la palabra en la profundidad de nuestro corazón, escuchándola interiormente. Para ello, concentraremos toda nuestra atención en la repetición de la palabra: ma – ra – na – tá. Si surge una distracción, simplemente regresa a tu mantra.
Esto es todo lo que debemos hacer.
Medita por 20 a 30 minutos cada mañana y cada noche, cada día de tu vida. Solo repite la palabra.
La meditación es la forma de oración pura marcada por el silencio, la quietud y la simplicidad.
Recuerda
- No juzgues la calidad de tu meditación.
- No busques experiencias de ningún tipo.
- No busques ni midas resultados.
- Manténte fiel a tu práctica. Cualquier beneficio seguramente emergerá gradualmente y luego de mucho tiempo. La maravilla y belleza de la oración, es que nuestro corazón se abre tan naturalmente como el abrirse de una flor. John Main OSB
Música para el silencio en el Olivar – Trompeta
Tendrá lugar en la Iglesia