Coro de cámara LA TROVA. “MUSAS Y EPITAFIOS”
QUINTETO DE FLAUTAS DE PICO. “El misterio de la resurrección”. Música polifónica del Renacimiento, canto ortodoxo, manuscritos medievales y otros estilos
“ Sonto Domingo de Guzmán por fray Vicente Niño op.
La oración contemplativa (oración de quietud y silencio) es la apertura de la mente y el corazón – todo nuestro ser – a Dios, el Gran Misterio, más allá de todo pensamiento, palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios que nos ama como somos y quien sabemos por fe que está dentro de nosotros, porque “en Él vivimos, nos movemos y existimos” y “Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos”. La oración contemplativa es un proceso de purificación interior la cual nos guía, si consentimos, a la unión divina. Dejamos a Dios que se acerque a mí y nos empapamos de su amor. La oración de contemplación no es especulación, ni deducción, ni moralismo, ni toma de decisiones. Pretende llegar a Dios por la vía de la oración pura, quietud y silencio. Si quieres aprender a orar, orando, te invitamos a que vengas todos los Jueves de 19:30 a 20:30h. Sé puntual.
Cómo meditar
Oración Inicial: Padre celestial, abre nuestros corazones a la presencia silenciosa del Espíritu de tu Hijo. Guíanos al misterioso silencio donde tu amor se revela a todo aquel que clama Ma ra na tá, Ven, Señor Jesús
1.- Para meditar lo primero que debemos aprender es a permanecer en quietud. La meditación es la completa quietud del cuerpo y del espíritu.
Para alcanzar la quietud del cuerpo nos sentamos y permanecemos quietos, sin movernos.
Al comenzar dedicaremos unos minutos para encontrar una postura cómoda. La única regla esencial que debemos seguir es la de mantener la columna tan erguida como nos sea posible.
Cerraremos suavemente los ojos y permaneceremos quietos durante el tiempo de la meditación.
2.- A continuación, aquietamos el espíritu. Para lograr esta quietud pronunciaremos en silencio, en la profundidad de nuestro corazón, una palabra o una breve frase o mantra y la repetiremos continuamente, fielmente y amorosamente. La palabra que se recomienda utilizar es la palabra aramea “Maranatá”(Ven, Señor Jesús).
La pronunciaremos separando las cuatro sílabas con la misma duración y acentuación: ma – ra – na – tá. Diremos la palabra en silencio, sin mover los labios. La recitaremos desde el principio al final del tiempo de meditación. Dejaremos ir los pensamientos o imágenes que surjan en la mente, pronunciando continuamente nuestra palabra. Repetiremos la palabra en la profundidad de nuestro corazón, escuchándola interiormente. Para ello, concentraremos toda nuestra atención en la repetición de la palabra: ma – ra – na – tá. Si surge una distracción, simplemente regresa a tu mantra.
Esto es todo lo que debemos hacer.
Medita por 20 a 30 minutos cada mañana y cada noche, cada día de tu vida. Solo repite la palabra.
La meditación es la forma de oración pura marcada por el silencio, la quietud y la simplicidad.
Recuerda
- No juzgues la calidad de tu meditación.
- No busques experiencias de ningún tipo.
- No busques ni midas resultados.
- Manténte fiel a tu práctica. Cualquier beneficio seguramente emergerá gradualmente y luego de mucho tiempo. La maravilla y belleza de la oración, es que nuestro corazón se abre tan naturalmente como el abrirse de una flor. John Main OSB
Música para el silencio en el Olivar – Trompeta
Tendrá lugar en la Iglesia
The Chorale University Notre Dame Chorale es el coro oficial de conciertos de la Universidad de Notre Dame. INDIANA. EE. UU. Un conjunto mixto de 70 voces que se especializa en obras corales desde el Renacimiento hasta el presente,
La oración contemplativa (oración de quietud y silencio) es la apertura de la mente y el corazón – todo nuestro ser – a Dios, el Gran Misterio, más allá de todo pensamiento, palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios que nos ama como somos y quien sabemos por fe que está dentro de nosotros, porque “en Él vivimos, nos movemos y existimos” y “Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos”. La oración contemplativa es un proceso de purificación interior la cual nos guía, si consentimos, a la unión divina. Dejamos a Dios que se acerque a mí y nos empapamos de su amor. La oración de contemplación no es especulación, ni deducción, ni moralismo, ni toma de decisiones. Pretende llegar a Dios por la vía de la oración pura, quietud y silencio. Si quieres aprender a orar, orando, te invitamos a que vengas todos los Jueves de 19:30 a 20:30h. Sé puntual.
Cómo meditar
Oración Inicial: Padre celestial, abre nuestros corazones a la presencia silenciosa del Espíritu de tu Hijo. Guíanos al misterioso silencio donde tu amor se revela a todo aquel que clama Ma ra na tá, Ven, Señor Jesús
1.- Para meditar lo primero que debemos aprender es a permanecer en quietud. La meditación es la completa quietud del cuerpo y del espíritu.
Para alcanzar la quietud del cuerpo nos sentamos y permanecemos quietos, sin movernos.
Al comenzar dedicaremos unos minutos para encontrar una postura cómoda. La única regla esencial que debemos seguir es la de mantener la columna tan erguida como nos sea posible.
Cerraremos suavemente los ojos y permaneceremos quietos durante el tiempo de la meditación.
2.- A continuación, aquietamos el espíritu. Para lograr esta quietud pronunciaremos en silencio, en la profundidad de nuestro corazón, una palabra o una breve frase o mantra y la repetiremos continuamente, fielmente y amorosamente. La palabra que se recomienda utilizar es la palabra aramea “Maranatá”(Ven, Señor Jesús).
La pronunciaremos separando las cuatro sílabas con la misma duración y acentuación: ma – ra – na – tá. Diremos la palabra en silencio, sin mover los labios. La recitaremos desde el principio al final del tiempo de meditación. Dejaremos ir los pensamientos o imágenes que surjan en la mente, pronunciando continuamente nuestra palabra. Repetiremos la palabra en la profundidad de nuestro corazón, escuchándola interiormente. Para ello, concentraremos toda nuestra atención en la repetición de la palabra: ma – ra – na – tá. Si surge una distracción, simplemente regresa a tu mantra.
Esto es todo lo que debemos hacer.
Medita por 20 a 30 minutos cada mañana y cada noche, cada día de tu vida. Solo repite la palabra.
La meditación es la forma de oración pura marcada por el silencio, la quietud y la simplicidad.
Recuerda
- No juzgues la calidad de tu meditación.
- No busques experiencias de ningún tipo.
- No busques ni midas resultados.
- Manténte fiel a tu práctica. Cualquier beneficio seguramente emergerá gradualmente y luego de mucho tiempo. La maravilla y belleza de la oración, es que nuestro corazón se abre tan naturalmente como el abrirse de una flor. John Main OSB