Domingo 14º del tiempo Ordinario

               Actuar con el espíritu de Jesús

      

       La   Palabra : “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón” (evangelio)

  1. Lo primero que nos dice el evangelio es la intimidad única de Jesús con Dios a quien experimento como ternura infinita: “ te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra”. Emplea la palabra aramea “Abba” que significa ternura de madre y solicitud del padres para con su hijo pequeño que confía en ellos incondicionalmente. Por eso Jesús sigue confiando en el “Abba” y da gracias porque ocurra lo que ocurre, el “Abba” nunca le abandonará. El evangelio puntualiza “en aquel tiempo”, cuando Jesús decide ir a Jerusalén consciente de que las autoridades religiosas y política le pueden condenar.

 

  1. Dios se revela continuamente a todos como amigos, siempre respetando la libertad de los seres humanos para abrirse a su presencia. Los sencillos son como la suave arena de la playa por donde se deslizan las olas que vienen del mar. Los soberbios en cambio son el acantilado arisco que despide violentamente a las olas. Dios no puede autocomunicarse con ellos “como amigos”, no se abren a su presencia de amor.

 

  1. “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”. Jesús de Nazaret actuó siempre como servidor de todos, sin arrogancia y ni ambición de protagonismo; por eso fue la imagen transparente de cómo es Dios: todopoderoso en el amor hasta entregar la propia vida para que todos puedan vivir. Y Jesús propone su modo de actuar como el camino de salud para todos: ser humildes, reconocer que ninguno somos absolutos señores de de los demás; “humus” en latín significa tierra, caducidad. Eso sí, celebrando al mismo tiempo que una Presencia de amor continua e indefectiblemente nos sostiene. Ocurra lo que ocurra siempre podemos confiar. Jesús Espeja, dominico

 

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